Se cumplió el sueño.
Se cumplió lo que tenía que cumplirse. No cabía otra cosa.
Por juego.
Por clase.
Por conjunto.
Por individualidades.
Se callaron muchas bocas...¿verdad que sí Maradona?.
España se impuso a Cristiano Ronaldo, a la fuerza y limpieza teutona y por último al juego sucio y rastrero de la Naranja Mecánica que se quedó en Mandarina agria.
Perdimos contra Suiza en pleno calentamiento cuando no debió pasar y por culpa del Sr. colegiado se nos fueron los puntos.
De ahí en adelante todo ha sido mejorar partido a partido. Demostrar que sabemos jugar contra quien sea y contra la forma de jugar que tenga quien sea.
Desde hace unos años hemos demostrado, venimos demostrando que la historia tenía que dar un giro radical, que atrás se quedó esa España de no pasar de cuartos u octavos (ahora mismo no recuerdo, ni quiero), que se ha formado un grupo de juventud capaz de volver loco a quien se le ponga delante y de infringir un duro correctivo de sentimientos a toda una afición.
Me siento orgulloso de mi Selección.
Me gusta.
Tantas veces he dejado de ver partidos de la Roja por puro aburrimiento y desgana, pero ahora, ahora es distinto, ahora es jugar la Roja y sentir algo especial, sentir la sensación de ver fútbol creación, toque de balón, jugadas bonitas, a los contrarios correr como pollos sin cabeza (decía el gran Alvarado el día del Shalke).
Somos españoles y esto nos debe hacer sentir grandes e importantes. Todo el que no piense así pisando suelo rojigualdo se tendrá que aguantar y "MAMÁRSELA" al chivo...¿verdad políticos catalanes y vascos?....
Esto es lo que hay.
Viva mi Selección. Viva España y viva esa bola del mundo con cinco kilos de puro oro.
Nuestra primera estrellita y seguro ...no será la última.
Se acerca la hora. Cada vez queda menos.
Se nos viene encima el momento de proclamarnos campeones del Mundo en Sudáfrica, en la tierra de los leones, de la furia. En esa tierra espectacular en paísajes.
Allá llegó España, con sus leones, su furia y su espectáculo en el césped.
En el último encuentro se pronunció el míster alemán Joachim Löw y dijo que en España había muchos Messi.
No señor Löw, no. Se equivocó usted en la manera de decir las cosas. En España no hay muchos Messi. Es en el resto de selecciones donde faltan muchos Xavi, Xabi Alonso, Villa, Iniesta, Pedro, etc...
A España no le hace falta ningún Messi para deleitar, bordar, enseñar y dar una lección de como se practica este deporte en equipo.
Está claro, clarísimo, independientemente de lo que ocurra esta noche, que España es actualmente la mejor Selección del planeta.
Debemos ganar.
Debemos traernos la bola para la Península Ibérica aunque le pese a muchos allá por el norte de España y que no tienen más remedio que aguantarse con lo que hay (ciertos políticos desvergonzados).
Esta España está diseñada para jugar sola. Es una máquina perfecta.
Ya dije allá por el partido contra Suiza, cuando los ánimos nos recordaban viejas hazañas, que quedaríamos campeones...¿Por qué?...
Porque no se veía ninguna otra selección con el potencial en líneas de la Roja. No había ninguna otra con tanta calidad en el medio campo, con tanta contundencia-calidad en defensa y sí, quizás las hubiera y las haya con los mismos recursos arriba o mejores, pero cuando por detrás se tiene lo que tiene la Roja es imposible ser mejor.
Este es nuestro Mundial, igual que hace dos años tuvimos nuestra Eurocopa.
Sin ánimos de desprestigiar a nadie ni desmerecer al contrario, Holanda es muy inferior hoy por hoy a nuestra Selección y eso debemos plasmarlo en el campo en este 11 de julio de 2010.
Suerte. Muchísima suerte a nuestro equipo. Hoy podéis hacer feliz a muchísimas unidas en un sólo sentimiento...
.... Ser español.
Nunca hubo idilio entre afición y Manolo Jiménez, eso está clarísimo. Desde que se hizo cargo del banquillo de Nervión comenzaron a salirle detractores hasta de debajo de las piedras.
Lo cierto es, que por muy mal que lo haya hecho, por muy poco que se le haya querido, ahí estaban sus números. Cualquier entrenador hubiera firmado esos números con los ojos cerrados para su equipo. Pero la afición sevillista no estaba contenta, querían juego bonito, querían seguir subidos en su nube, querían volver a ganar títulos por obligación.
Todo esto con la mitad de lo que teníamos cuando podíamos.
Todo llega hasta un punto de crispación y desavenencias, jugadores y afición, que da con la figura de Manolo en la p..a calle.
Se busca un revulsivo.
¿Dónde está ese revulsivo?.
No es lógico. No. No lo es privar a un hombre que lo ha dado todo por este club de ganar un título, el único en su carrera, por méritos propios, con casta, sudor y lágrimas, y total para ver lo que estamos viendo.
Quedaban pocos partidos de Liga cuando se destituyó a Jiménez, el revulsivo era algo prácticamente imposible.
Debió terminar la temporada. Debió ganar o perder su título, por méritos o por deméritos, pero así debió ser.
Ahora, a estas alturas de temporada, se nos viene encima esta Final de Copa, con el equipo cogido con alfileres, capaz de hacer un rídiculo tan espantoso como el de Valladolid o hacer un partido de tres goles como contra el Sporting que más que a ganar, vino a entrenarse.
Lo que sí es cierto y eso no se puede negar es que esta gran Final no se está afrontando como las anteriores. La ilusión no es la misma.
¿Será que la hemos perdido antes de jugarla?.
Esa alegría y jolgorio típico de esta ciudad en los momentos cumbres no se ve. Sé que todavía quedan algunos días para la cita, que puede ser pronto para celebraciones, o que, estamos tan subidos en la nube que aun no nos hemos dado cuenta de lo que nos queda por afrontar.
Algo sí está muy clarito....
Si ganamos, será por el revulsivo.
Si perdemos, la culpa la tendrá Manolo Jiménez.
