miércoles, 28 de abril de 2010

Esta era su Final de Copa

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Nunca hubo idilio entre afición y Manolo Jiménez, eso está clarísimo. Desde que se hizo cargo del banquillo de Nervión comenzaron a salirle detractores hasta de debajo de las piedras.

Lo cierto es, que por muy mal que lo haya hecho, por muy poco que se le haya querido, ahí estaban sus números. Cualquier entrenador hubiera firmado esos números con los ojos cerrados para su equipo. Pero la afición sevillista no estaba contenta, querían juego bonito, querían seguir subidos en su nube, querían volver a ganar títulos por obligación.
Todo esto con la mitad de lo que teníamos cuando podíamos.

Todo llega hasta un punto de crispación y desavenencias, jugadores y afición, que da con la figura de Manolo en la p..a calle.

Se busca un revulsivo.
¿Dónde está ese revulsivo?.
No es lógico. No. No lo es privar a un hombre que lo ha dado todo por este club de ganar un título, el único en su carrera, por méritos propios, con casta, sudor y lágrimas, y total para ver lo que estamos viendo.
Quedaban pocos partidos de Liga cuando se destituyó a Jiménez, el revulsivo era algo prácticamente imposible.

Debió terminar la temporada. Debió ganar o perder su título, por méritos o por deméritos, pero así debió ser.

Ahora, a estas alturas de temporada, se nos viene encima esta Final de Copa, con el equipo cogido con alfileres, capaz de hacer un rídiculo tan espantoso como el de Valladolid o hacer un partido de tres goles como contra el Sporting que más que a ganar, vino a entrenarse.

Lo que sí es cierto y eso no se puede negar es que esta gran Final no se está afrontando como las anteriores. La ilusión no es la misma.
¿Será que la hemos perdido antes de jugarla?.
Esa alegría y jolgorio típico de esta ciudad en los momentos cumbres no se ve. Sé que todavía quedan algunos días para la cita, que puede ser pronto para celebraciones, o que, estamos tan subidos en la nube que aun no nos hemos dado cuenta de lo que nos queda por afrontar.

Algo sí está muy clarito....

Si ganamos, será por el revulsivo.
Si perdemos, la culpa la tendrá Manolo Jiménez.
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